¿ …Y las posturas difíciles?

Ésta es una pregunta que mis alumn@s me hacen frecuentemente. A veces me lo preguntan los primeros días; en este caso creo que lo preguntan con un cierto temor de no ser capaces, con una cierta inseguridad. Otras veces, la pregunta aparece cuando ya han hecho unas clases y todavía no he guiado ninguna postura con la pierna detrás de la cabeza, por ejemplo. Creo que los que están impacientes por hacer posturas complicadas lo preguntan con la convicción de que, si no las hacen, lo que hacemos no es propiamente yoga sino algo como estiramientos o gimnasia con “mindfulness”.

En ambos casos les explico que hacer yoga, tal como se entiende en Yoga Dinámico, no consiste en hacer de buenas a primeras las posturas que hemos visto en las fotos de los libros o en los videos de YouTube. Practicar yoga consiste más bien en educar al cuerpo para hacer cualquier postura con comodidad, con facilidad. “Sthiram sukham” son las palabras sánscritas utilizadas por Patanjali para referirse a los ásanas, las posturas de yoga; se podrían traducir con diferentes palabras, como estabilidad y comodidad, seguridad y facilidad, con muchos matices, todos dentro del espectro de estos dos conceptos, que en realidad son uno.

La educación del cuerpo es un aprendizaje y, como todos los aprendizajes (aprender una lengua, un instrumento musical…), conlleva un proceso. En yoga se empieza con movimientos simples, los que el cuerpo puede realizar con comodidad y facilidad, y paulatinamente se van a ir añadiendo nuevos movimientos.

En yoga, estos movimientos no son previos a la práctica del yoga; son yoga si se hacen DSCN0177con curiosidad por descubrir qué está ocurriendo, qué sensaciones se generan, y sobre todo, si se responde adecuadamente a lo que esas sensaciones indican. Si indican dolor, hay que buscar cómo evitarlo, porque el yoga no es para sufrir sino todo lo contrario.

Esto equivale a decir que la herramienta más importante para practicar yoga no es la flexibilidad, como a menudo se piensa, sino la capacidad de sentir profundamente las sensaciones que están surgiendo, junto con su correcta interpretación. Estar atentos a qué sensaciones surgen cuando practicamos, una actitud tan sencilla, tiene unos beneficios innegables en muchos ámbitos, pero aquí mencionaré únicamente uno relacionado con la práctica física: el beneficio innegable que resulta de la imposibilidad de lesionarse.

En Yoga Dinámico las posturas se aprenden de manera progresiva, siguiendo una evolución desde el estadio más fácil y cómodo en cada momento hacia nuevos retos. Paso a paso el cuerpo se va preparando para los estadios siguientes. Al mismo tiempo, esta progresión nos lleva a darnos cuenta de que no hace falta hacer grandes posturas para hacer yoga, de que lo que puede hacer alguien fácilmente ante una cámara quizá no es adecuado para nosotros. No significa que lo que nosotros podemos hacer, aunque no sea una filigrana, no sea yoga.

En conclusión se puede afirmar rotundamente que en Yoga Dinámico no se practican posturas difíciles, porque lo que se hace siempre es únicamente lo que se puede hacer de manera fácil y cómoda, explorando la estabilidad con el mínimo esfuerzo necesario, como dice Patanjali. Es cierto  que con el tiempo el mismo cuerpo te va llevando cada vez un poco más allá y, sin buscarlo, te encuentras haciendo posturas parecidas a las que se ven en las imágenes que inundan las redes. Pero habrás llegado a tu propio ritmo y sabiendo que lo que te ha llevado a este punto ha sido nutritivo. No serán el fruto de una lucha por imitar algo externo sino el resultado de adaptarte con respeto a las posibilidades de tu cuerpo de manera constante y amable. Lo que al principio era inaccesible se hace accesible con la práctica, paso a paso. Lo que al principio era difícil se habrá ido preparando con lo que nos resulta fácil.